sábado, 13 de noviembre de 2021

Amor en Caña.


- NAVEGANTE -

Acurrucado, cabizbajo y dubitativo en sí mismo, Pedrito espera a la Tona, ahí mero en el centro del cañal, el que se encuentra en la pendiente del morro, camino al Jiboa. A falta de corvo - por aquello de se aparezca Manuelon el entruche, junto a sus primos, los hermanos Águila - , sostiene tras sus dobladas rodillas, la varilla puntiaguda y de acero que le heredó Tata Pedro, si, esa misma, con la que Tata Pedro vacío la cuenca izquierda del ojo de don Penado, el Abuelo de Manuelon.

Piensa y se dice ensimismado:
- Ya varios añales y el pleito no para, y diay pues, si nosotros los machos Cornejo no nos aguevamos nunca ante los Águila; y que culpa que las mujeronas del caserío nos prefieran a nojostros, ya sea por trabajadores, por machos, por de arriata o qué se yo, porque bonitos no somos, pero si somos meros indios peloezorro, que olemos a monte, a noche, a caquevaca, a conacaste aserenado, a miel de caña con guaro, y somos la mera pijaeltoro pá cumplirles a las mujeres, a lo varón y en sus cositas, y diay quellas también les damos el mando en el rancho, eso es lo que más le encanta; iestos Águila, bonitos los desgraciados, aperjumados, con calzado brilloso como Cuche chele pelado, ropita diun tal chopin que le mientan, que trayen de sivar, pero llenos de orgullo y muy tunantes, que tras una a la otra quieren agarrar, como moscas en papel con caca, así lo dicen ellos mismos, los muy desgraciados; pero la Tona, de quesmia, es mía, y yodella, porque así lo juramos el día de finados, allá en el cementerio ante la cruz de su abuela, doña Cuca, que fue el amor secreto de mi tata Pedro.

Interrumpe su catarsis al escuchar un silbido, seguido de una pedrada que casi le cae en el lomo, si, ellas es piensa, ya que ese es el santo y seña de la Tona, a lo que él responde con un ladrido a lo chuchoefinca, seco, corto y gangoso. Se miran, se llegan y se abrazan como chapulín a la mazorca que se quiere devorar. Suspiros, tocamientos, apretones, que hasta se levanta una leve pero apasionada columna de polvo negro, en medio del mudo cañal, que exuda azúcar, miel y dulce fragancia por el ardiente sol del mediodía, y como mudo testigo de aquel encendido amor. La Tona agitada y con voz chillona, detiene aquella azucarada danza y le dice con dulce voz: - perate papaíto, perate, sobre el muerto las coronas, quiero ver primero donde vamos a vivir, y diay pues, tanto te quiero, pero tonta no soy, lo primero primero, y después lo de para siempre, llévame al terreno, y ponete pilas, porque detrás de mí venía el amanerado de Manuelon.

Pedrito, todavía mudo de la impresión por los dichos de la Tona, suspira para dentro y le dice: “Si sos de a mera arriata, por eso te quiero, por macha, por mujer, por ser tú, y de tu, voy a ser más yo”…se escucha el galope de unos caballos y ella le dice: “oí, los fulanos esos, los mentados y ruines Águila…ya vienen, esos sí que de veras, como zorros gallineros quiandan pá y acá, aunque por gusto, porque ya escogí al Cornejo de mis amores”.
Se meten hasta la cintura, y comienzan a caminar por el centro del Jiboa, chapaliando, jodiendo, tirándose cristalitos de agua, pero con humedales eternos en su corazón. Allá arriba, y en la lejanía, junto a la Ceiba miada, Manuelon y los Águila les observan, el primero rechinando la quijada contra el puente de oro que se le destraba, y sus primos cargando las mojosas.
- ¡Hey Mucha ¡ les grita Manuelon, monos más adelante, y les alcanzamos por la Poza del mudo. Me da igual lo que venga o pase, de todos modos, algún uso se le debe dar a la cruz de jiote quiay en el establo…
Capulín, Zarcillo y la Pinta, corren tras el latigazo de sus jinetes, en pos de alcanzar a los enmielados de amor, ya sea por estar heridos en su amor propio, o acaso necios en su necedad, o quizás por estar avergonzados y buscando venganza, por un amor que ya es ajeno.

CONTINUARÁ…

viernes, 25 de junio de 2021

DE VISITA

 El perico de mi prima Rosita, es bien amigable, siempre baila cuando lo cargo, y  la gata Titi, es muy juguetona cuando me siento a platicar con Rosita. También tiene un perro grande, llamado Pan, con unos enormes colmillos, pero no es gruñón.

Me encanta ir a visitar a Rosita, ya que su tía, nos prepara ricos panecillos con mermelada, acompañados de avena caliente. Luego la tía nos lleva a dar un paseo en un carro grande, y mientras conduce, nos escucha la charla, ya que ella es agradable, y  disfruta lo que platicamos Rosita y yo.

  ...                                                                                    
                                                               

                                                                                                                                                        NAVEGANTE

jueves, 21 de enero de 2021

Tortilla pál Chucho.


  NAVEGANTE


Ese exquisito olor le crispa todas las esencias sensoriales al Cipotillo, así como el olor del pecho materno distante entre colchas miadas – se dice para sí mismo - alborota todas las noches, al adormecido crio de su hermano en la champa donde viven; igualito se le inquieta la tripa hambrienta de siempre por lo que se saborea de emoción.
Los ojos se le nublan entre un llanto ardoroso ocasionado por el humo que aun sale de la leña verdosa, con la pasión silente y fugaz, por lo que ven.

Respira y respira profundo hacia dentro, a pesar de que eso le ocasiona una tosigosa reacción, pero se deleita al sentir entre el angustioso humo leñoso, ese sabroso olor tan real como imposible de deleitarlo, por aquello de la pobreza.
La lengua se le empapa de saliva tilosa a causa de lo que sus prominentes y chatas fosas nasales inhalan con tanta fuerza silenciosa. Los chisporroteos del diablo - dice ensimismado - saltan y suenan como luceros burlones de su imposible deseo, en cada gota sebosa que cae al fuego.
Sentado en los manojos de palo de jocote ansia - como gato zonto al conejo - que la niña Tona vaya a traer más leña allá dentro y así lograr su hambriento cometido, de alargar un poquito el brazo para alcanzar y pellizcar aunque sea un pedacito, de su imposible deseo. Un fuerte grito le corta la suculenta catarsis estomacal:

- ¡Hey vos muchachito chele! , - le grita la niña Tona –
- ¿cuánto vas a llevar de tortillas?... ¡Diocuarde con vos muchachito, con Dios mío!, de ratos testoy preguntando y vos bien ido, o bien viendo el fuego o bien desiando el pedazo e Tunco questoy asando...
- ¿cuánto vas a llevar cipote? – pregunta la niña Tona de nuevo con firme pero amorosa voz.
- “Este...solo tres tortillas quiero...una para mí, otra pá mi mama y la otra pál Chucho” –
Responde asustado y aun enervado por el olor del Tunco que asa la Tona sobre el fuego, en un rústico y mojoso azadón.
Pero aunque el hambre, la vergüenza y la escases son fieles compañeras de viaje en la pobreza, la inocencia, junto a la inteligencia y supervivencia les ganan - por ser constantes- a las primeras, por ser limitantes.

Entonces el cipotillo le dice a la niña Tona antes de partir:
- Niña Tona...
- Diga mi papa...


Me unta la tortilla del Chucho, desa grasita que sale del pedazo e Tunco.

- Jajajajaja...sí que sos piriche y cachimbón bichito, diay pues, seña, echa la manta y saca la tortilla.
Y le untó toditita la tortilla, al derecho y al revés– ya que era para el Chucho -   . Y se la dio.


- Vaya mami, ya vengo...
- Vaya mijo, dame mi chenga pues, y le pones esa tortilla seca al pobre Chucho... Mijo, eran tres tortillas, ¿y la otra?
- ¡Ya Má ¡...en el camino me la comí, ya que mi perra hambre no aguanto más.