Gotitas inmensas de olor,
que se tiñen con ardor del alma;
alma tuya que punzada fue, por las
fragancias frescas de tu piel.
Rosa de ayer, que cuidó hoy, porque prohibido
me es tenerte mañana.
Rosas vuelan en mí pecho, a costa de sangrar
mí alma, que se regocija en cada espina
clavada, con verde y secreta savia en cada
pasión.
Muere el tallo de mis años, palidece la tierra de
este Corazón, pero eterno al tiempo tu
recuerdo será, y como Rosa viva vivirá,
atada al Sangrar de mí devoción, por este
imperfecto amor.