lunes, 17 de febrero de 2020

“No te vayas Mhijo” - NAVEGANTE -



“No te vayas  Mhijo”
- NAVEGANTE -




Allá por el río Torola  amanece,  y los cantos de los gallos mañaneros, suenan más fino por efecto de los rayos cálidos y anaranjados del sol, que bañan cada nota musical.
A la entrada del terreno, suena el falso del zaguán de entrada y una voz adulta  que grita:
Oooooooiiiiii, mhijo...ontasss !!
Es don Lencho Escobar, que vino más temprano que de costumbre del ordeño, ya que Rosendo, el hijo menor, pasó toda la noche en vela, por estar preparando la mochila viajera  que llevara en su travesía al norte. 

Aqui stoy pá!!, grita Rosendo desde la cocina, Istoy hirviendo agua pal cafe de palo, ya la Tona mecho seis pupusas regueltas, tres pa comer ya iotras tres pal viaje diaqui a la frontera de Anguiatú…

Lencho suspira profundo, en el camino del falso a la cocina y traga esa gruesa masa salivosa , con mezcla salubrosa por la sal de las lágrimas que traga por no llorar y el barro que lleva en el alma, de tanto trabajar en el potrero familiar y  de sol a sol.

Llega donde Rosendo , da un paso misericordioso y con rostro compungido, lo cobija a su pecho y le dice: No te vayas  Mhijo, aquí no te falta la leche de vaca, miraquiaqui te traigo dos botellas que le saque a tu vaca favorita, La Petrona, taCalientita ve, probala...y suelta don Lencho a llorar, como niño al que le han quitado su juguete más querido.

Rosendo, con digno amor y respeto, se separa del pecho de su padre y le responde con suave voz. 

Me voy pá, tengo que migrar, deme su bendito, que me voy con los demás cipotes...aquí nuay trabajo pa mi, nuay seguridad, nuay oportunidad de progresar...nuay buen estudio pami…no se preocupe pa, que desde el norte le mandare bonita remesa pa que haga crecer el ganado.

Lencho Escobar, convencido de que no puede detener a su crío,  le replica, entre sollozos...Dios te guarde mi hombrecito...Dios te guarde...pero...No te vayas  Mhijo !!!...aquí podemos trabajar en equipo los dos...

Ya pasaron siete años y de Rosendo no se supo más, desde aquel dia…
Solo resuenan en el pecho de don Lencho, sus últimas frases a Rosendo.. No te vayas  Mhijo !!!